Sé que en algunos artículos he escrito que estoy a favor de sorprender a nuestros clientes, de adelantarnos un poco y sorprenderlos, para crear experiencias memorables en ellos. Pero hay situaciones donde no aplica, ya que podemos estar incomodando a nuestro cliente o inclusive corriéndolo de nuestro negocio. La semana pasada fuimos a comer a un restaurante. Todo iba muy bien, ordenamos las bebidas, después los platillos y a media comida, a mí, a mi hermano y a mi papá, nos traen otra cerveza servida en un vaso, sin nosotros haberla pedido. Yo si me sorprendí y le dije a la mesera, “lo que pasa es que yo no ordené otra cerveza”. “¿Ah, entonces no quiere otra?”. No gracias, le dije. Mi hermano hizo exactamente lo mismo y mi papá, como que le dio pena regresarla y se quedó con ella. Cuando nos retiran la cerveza, le pregunté a mi familia que si qué opinaban sobre ese detalle y todos llegamos a la misma conclusión. Fue una situación incómoda. Definitivamente no es lo mismo hacer lo qu
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