Me dijo, claro que sí. Mientras llenaba las llantas, me
limpió el parabrisas y al terminar fue donde estuvo ese detalle que hizo la
diferencia.
“Señor, es la tercera vez que me toca atenderlo en las
últimas dos semanas y ha sido la misma llanta la que está mal. Le acabo de ver
un pequeño clavo y estoy segura que esa es la razón, por la que se está bajando
la presión de la llanta”.
Mi primera reacción fue de asombro e inmediatamente le dije,
“wow… muchas gracias. Mañana paso por la llantera, para arreglar eso”. Cuando
le di su propina, saca dos tapones para las llantas y me dice: “le hacía falta
un tapón y aquí le doy dos más de repuesto”.
No hubo pretexto de la pandemia, tampoco comentarios
negativos sobre el calor. No me quedó más que felicitarla y decirle que había
hecho un gran trabajo.
La clave en este caso está… en la observación. Pero cabe
recalcar, que esta persona no se quedó sólo en ese paso, sino que fue todavía un poco más allá y así, poder sorprenderme como cliente.
Si me preguntas, ¿cuál
es la diferencia entre un cliente satisfecho y un cliente leal? Yo te diría que
la respuesta está, en los pequeños detalles.
El servicio y la atención al cliente no son un
departamento, sino una filosofía y una actitud.
¡Muchas gracias por darte la vuelta!
En Creces te ayudamos a convertir a tus clientes actuales
en clientes leales y si necesitas capacitación en temas de venta por valor y
experiencia del cliente, sólo échanos un grito, nos encantaría ayudarte.
Daniel
Rodríguez de la Vega
Conferencista
Internacional, Consultor y Director de CRECES
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