Hace poco, recibí una llamada a mi celular y la señorita me
dice, que necesita hacerme una pequeña encuesta. Sin dejarme responder, ella
continuó con sus preguntas, hasta que la interrumpí y le pregunté, si la
llamada era para venderme algo. Me responde que no y que solamente necesita
continuar con la encuesta.
Después de la tercera pregunta, le digo que si cuál era el
objetivo del cuestionario y me contesta, que para ver si soy elegible a una de sus
tarjetas de crédito.
En ese preciso momento la interrumpí y le comenté, que no
estaba interesado, le di las gracias y colgué.
¿Si no somos lo suficientemente honestos, para aceptar que
es una llamada de ventas, porque habría el prospecto de confiar en nosotros?
No tiene nada de malo el decir, la razón de la llamada. Respetemos
su tiempo, sus intereses, sus deseos y por supuesto, sus causas. Sólo así, tendremos
la oportunidad de que nos siga atendiendo.
Si deseamos ganarnos la confianza de la
persona, la peor manera de comenzar, es no diciendo la verdad.
En Creces te ayudamos a convertir a tus clientes actuales
en clientes leales.
Daniel
Rodríguez de la Vega
Conferencista
Internacional, Consultor y Director de CRECES
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